“There was a time when theaters went crazy. Affected by a strange and unknown pandemic, the buildings made their grids and walls tremble, shaking their spotlights and transforming their seats into sharp, bloodthirsty teeth. Overnight they became places where no one wanted to enter for fear of being devoured.
Except Patricio Perez. He was a knight errant to whom local authorities turned whenever they needed to tame an out-of-control theater. He would ride from town to town in old iron armor and, equipped with a humble sword, would engage in battles that could last for days. When he succeeded in subduing a theater, lavish feasts, and banquets ensued, and Patricio was, then, invited to create the scenography for the town's next premiere.
It was at one of these parties that the knight errant raised a toast too much with the villagers and let his guard down in front of a theater that seemed to have been tamed. Drunk and unarmed, he did not realize that the building's wiring snaked between his feet and had managed to grab him by the ankles. It was the most monstrous theater he had ever faced. With a jerk, it dragged him inside and, with the maw of its stage gaping open, devoured him in one bite, leaving not even the hull of his armor behind.”
“Hubo una época en la que los teatros se volvían locos. Afectados por una extraña y desconocida pandemia, las edificaciones hacían temblar sus parrillas y paredes, sacudían sus focos y transformaban sus butacas en afilados dientes deseosos de sangre. De un día para otro se convertían en lugares a los que nadie quería entrar por temor a ser devorado.
Excepto Patricio Pérez. Él era un caballero andante a quien las autoridades locales acudían cada vez que necesitaban domar un teatro descontrolado. Cabalgaba de pueblo en pueblo embutido en una vieja armadura de hierro y, armado con una humilde espada, se enfrascaba en batallas que podían durar días. Cuando lograba reducir al teatro en cuestión, se organizaban grandes fiestas y banquetes en donde Patricio era invitado a crear la escenografía del próximo estreno del pueblo.
Fue en una de estas fiestas que el caballero andante brindó más de la cuenta con los pobladores y bajó la guardia frente a un teatro que ya parecía domado. Borracho y desarmado, no se percató que el cableado del edificio serpenteaba entre sus pies y había logrado agarrarlo por los tobillos. Era el teatro más monstruoso al que se hubiera enfrentado alguna vez. De un tirón, lo arrastró a su interior y, con las fauces de su escenario abiertas, lo devoró de un bocado, no dejando siquiera el casco de su armadura.”
Patricio "Pato" Pérez Marín was a theater designer trained at the University of Chile. He originally began studying Graphic Design at the Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, but later switched to Theater Design at the University founded by Andrés Bello, from where he graduated in 1985.
Between 1989 and 1991 Pérez painted the murals of Santa Teresa de Los Andes, currently located in the Sanctuary of Los Andes, a very significant experience for him. Furthermore, he was co-responsible for painting the official image for the canonization of St. Teresa of the Andes, displayed in the front of St. Peter's Basilica in the Vatican.
Perez did not work as a theatrical designer for twenty-one years after graduating from university. In his early years, he worked as a lighting designer for dancer and choreographer Karen Connolly. He also designed scenery and lighting for ballets and operas at the Teatro Municipal de Santiago.
In his final years, his career centered on the design of acclaimed international musicals, including " Man of La Mancha", "Cats", "Mamma Mia" and "Billy Elliot" at the Teatro Municipal de Las Condes. He also contributed to the de-centralization of opera and musicals with his work at the Teatro Regional del Maule and the Teatro Regional de Rancagua.
During his lifetime, he boasted of possessing one of the most appreciated talents in the theatrical milieu, the ability to accomplish large-scale and spectacular projects on a tight budget.
Patricio ”Pato” Pérez Marín fue un diseñador teatral formado en la Universidad de Chile. Originalmente entró a estudiar Diseño Gráfico en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, pero luego terminó por cambiarse a Diseño Teatral en la casa de Bello, de la que egresó el año 1985.
Entre los años 1989 y 1991 Pérez pintó los murales de Santa Teresa de Los Andes, ubicados actualmente en el Santuario de Los Andes, experiencia que lo marcó significativamente. Además, fue co-responsable de la pintura de la imagen oficial para la canonización de Santa Teresa de los Andes expuesta en el frontis de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
Pérez no realizó un trabajo como diseñador teatral sino hasta veintiún años después de haber salido de la universidad. En sus primeros años trabajó como iluminador para la bailarina y coreógrafa Karen Connolly. Diseñó también escenografías e iluminación en ballets y óperas del Teatro Municipal de Santiago.
Durante sus últimos años, su trayectoria se centró en el diseño de aclamados musicales internacionales, entre los que se cuentan “El Hombre de la Mancha”, “Cats”, “Mamma Mia” y “Billy Elliot” en el Teatro Municipal de Las Condes. Además de contribuir con la descentralización de la ópera y el musical con sus obras en el Teatro Regional del Maule o el Teatro Regional de Rancagua.
En vida, se jactaba de poseer uno de los talentos más apreciados en el medio teatral, realizar grandes y espectaculares proyectos, con un presupuesto ajustado.